Los muertos vivos como figuración literaria y política de lo excluido que retorna. El género zombi en la narrativa argentina posterior a la crisis del 2001

Desde la fundación del género, en los filmes de George Romero (1968), la figura espectral, monstruosa y masiva de los zombis se ha hecho depositaria de aquellos significados que las diferentes coyunturas históricas han posibilitado, tanto desde el punto de vista de la producción como de la recepción. En la actualidad, los muertos vivos de las ficciones contemporáneas figuran a modo de imagen dialéctica, tensionada por el disenso, los efectos de las políticas inmunitarias sobre la vida de aquellos que la sociedad, para autopreservarse y constituirse como un todo idéntico a sí mismo, margina o estigmatiza por considerarlos peligrosos, contaminantes o desechables. En este sentido, los zombis de las narraciones literarias, gráficas y audiovisuales actuales nos interpelan. Abren el espacio de una interrogación que pone en cuestión la biopolítica que rige la vida y el retorno de lo reprimido con la forma de lo monstruoso amenazante. Las ficciones de muertos vivos emergen en la narrativa argentina de las primeras décadas del año 2000 y sus relatos replican, complejizan y ponen en crisis la matriz del género que se había cristalizado en la cultura de masas, aún en sus numerosas autoparodias. En efecto, el carácter proliferante, no lineal e irónico del discurso narrativo, atravesado por el dispositivo neobarroco de la repetición con variaciones fractales, agrega una nueva voluta al género y lo renueva explotando su potencial político en el espacio imaginario que se construye a partir de la coyuntura del 2001.